Discurso del Método de René Descartes. "PIENSO, LUEGO EXISTO" CUANDO LA DUDA ES EL INICIO DE TODO


Introducción

René Descartes en su obra Discurso del Método (Con traducción y Prólogo de Manuel García Morente) se propuso construir para la filosofía  un camino que le permitiera a través de la razón ser fuente de conocimiento. Dicha obra está presentada a través de reglas, y de etapas que el propio autor va desentramando con tanta pasión que ha sido fundamento para otras ciencias.

Desarrollo

Primera Parte; el autor describe cómo luego de finalizar la escuela, y de haber estudiado las ciencias “madres” nace en él la inquietud por descubrir  lo verdadero de lo falso. Hace especial mención de que dichas ciencias permiten que todo individuo comprenda cómo está conformada la vida, incluso como la simplifica, pero no permite que el individuo cuestione las mismas, convirtiéndolo en un ser que simplemente sigue las reglas propuestas por dichas ciencias. Se propone descubrir un Método que le permita dirigir su vida para hacer una aporte a las ciencias. Es por ello que decide aventurarse por distintos lugares, alejarse de su país, de sus estudios primarios, de su aprendizaje para entonces comenzar a cuestionar su individualidad, su conocimiento, es decir, para estudiar y comprenderse a si mismo, “descubrir esas verdades”.

En una Segunda Parte, cuestiona los principios de las ciencias que le habían sido enseñados, redefiniendo los verdaderos, descartando los falsos – a su juicio – creando un Método que sencillamente se presenta con base a cuatro fundamentos; siendo éstos:
1.- No se puede aceptar una cosa como verdadera, a menos de que la persona la conozca como tal.
2.- Es necesario dividir las dificultades o problemas que le surjan en cuantas partes sea necesaria y posible para su solución.
3.- Se debe conducir los pensamientos en orden. Se debe ir desde los más simples hasta los más complejos.
4.- Es importante que enumere todas las partes de un problema, no debe omitirse nada.

En la Tercera Parte; genera para sí algo que denomina “moral provisional que no consistía sino en tres o cuatro máximas” (p.19), que no son más que lo que dirigirá su acción y búsqueda del saber, siendo éstas:
1.- Obedecer las leyes y costumbre de su país, dirigiendo el actuar a través de las opiniones más moderadas;
2.- Ser firme y resuelto en las acciones, y no seguir las opiniones que considere dudosas;
3.- Tratar de vencerse – superarse – así mismo, antes que a la fortuna, “Y generalmente acostumbrarme a creer que nada hay que esté enteramente en nuestro poder sino nuestros propios pensamientos” (p.20).

Ya en la Cuarta Parte; es donde Descartes plantea la duda de lo que se percibe a través de los sentidos, así como de todo aquello que queda grabado en la memoria. Es pues en este momento cuando expone su célebre frase “Pienso, luego existo” con la que afirma que la naturaleza del alma humana sobrepasa la del cuerpo, pues aunque el cuerpo no exista, esta si lo hará. Se plantea en todo momento una duda, y a tratar de comprender  que existe algo más que perfecto, que es Dios.

En la Quinta Parte, explica que existen leyes establecidas por Dios, que no pueden dejar de cumplirse, incluso señala que así el mismo Dios lo dispusiera, éstas se aplicarán de la misma manera. Aquí hace alusión a la materia como: los cielos, la tierra, los planetas, los cometas. De igual manera prosigue exponiendo el funcionamiento de seres animados e inanimados (plantas, animales), así como también del hombre como parte de ello.

Ya en la Sexta Parte, se adentra a enfatizar a que es sólo a través del Método que el conocimiento hará que el hombre logre dominar a la naturaleza. Para ello, según el autor, es imperioso analizar las causas de todos los fenómenos que rodean al hombre, para así examinar y comprender los efectos que se pueden deducir de dichas causas. Descartes plantea todo esto con mucho recelo, por cuanto consideraba que la Iglesia Católica había influido con gran fuerza en el hombre, por aquello de no cuestionar el funcionamiento de las leyes de Dios.

Conclusión

René Descartes, fue un excelente exponente de la duda para así generar un conocimiento. Desde el inicio de sus estudios académicos reconoce que tiene más dudas que certezas, por lo que decide analizar todo lo que hasta ese momento había adquirido como conocimiento, lo cuestiona para entonces acoger sólo lo correcto y descartar lo falso. El gran aporte de Descartes – que bien puede aplicarse  a todas las ciencias – es el Método, que se fundamenta en cuatro reglas precisas que expuso en la Segunda Parte: No se puede aceptar nunca nada como verdadero, que no la conociese como tal;  Se desde dividir todo lo que se quiera conocer en tantas partes sean necesarias; guiar los pensamientos desde los más simples hasta lo más complejos hasta hacer enumeraciones y revisiones de todo hasta estar seguro de no omitir nada.

El autor, deja una célebre frase, “Pienso, luego existo” que más que algo filosófico, es una premisa de cuestionamiento para quien desea conocer la ciencia. Este fundamento permite la conformación de grandes aportes, por cuánto jamás quien quiera generar conocimiento debe considerarse conocedor absoluto de lo que plantea. Es decir, que el hombre debe estar en un constante cuestionamiento de si mismo, pues sólo así podrá trascender. Quizás el término “Pienso”, va más allá de su simple significado, siendo que “pensar” debe ser cuestionar, escudriñar, volver a valorar, prestar atención, todo aquello que sea aprendido por el hombre, para así, “existir”, es decir, actuar, juzgar, hacer. El cuestionamiento permitirá comprender que el hombre indubitablemente tiene un alma que lo guía, y que no existe algo más perfecto que Dios.


Finalmente concluye afirmando que si se llegase a aplicar el Método al conocimiento, desde el más ínfimo que se genere en el hombre, o que éste produzca, y que se dirija a descubrir la naturaleza, sólo así el hombre podrá convertirse en su amo. Posiblemente el autor quiere que dicho método también sea juzgado y valorado a través de sus propias cuatro reglas, para así responder, a su viabilidad y fiabilidad. 


Referencia:
Descartes, R. (2010). Discurso del Método. Traducción de Manuel García Morente. Madrid: Colección Austral Espasa Calpe.  

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